He tenido un sueño.

martin luther

El pasado 4 de abril se cumplieron 50 años del asesinato de Martin Luther King, y leyendo de nuevo el discurso que pronunciara el 28 de agosto de 1963 delante del monumento a Abraham Lincoln en Washington DC, en una proclama de los derechos civiles y en un lenguaje lleno de simbolismo y de amor, siempre nos quedará esa frase “I´ve a dream”.

De dicho discurso me gustaría destacar ahora una frase:

Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño.

¿Qué sueños podríamos tener? No quiero hablar de la interpretación de los sueños que queda para los psicoanalistas, pero no por ello se debe olvidar que hay una estrecha relación entre lo que soñamos, la memoria y el inconsciente, influyendo todo ello de una manera inconsciente en nuestro comportamiento (podéis acceder a un interesante documental sobre El cerebro dormido).

Particularmente soy de las personas que rara vez recuerda los sueños y cuando lo hago es porque siempre estoy en ese duerme vela que no me deja tener un necesario descanso. Si al final termino en ese mundo onírico, pocas veces puedo recordarlos y los que retengo suelen ser angustiosos. Últimamente no logro recordar sueños alegres o agradables quizá reflejando una parte de mi psique, sin tener ese deseado interruptor del que ya hable, a través del cual pudiera apagar o desconectar realmente mi cerebro.

Ella era como un bosque, como la oscura red de las ramas del roble, con un susurro inaudible de miles de botones floreciendo. Y mientras tanto los pájaros dormían en la vasta maraña del laberinto de su cuerpo. D.H. Lawrence, El amante de Lady Chatterley.

Cuando me refiero a tener un sueño no quiero reflejar otra cosa diferente a esa ilusión, porque soñar es libre y se puede hacer de manera consciente en cuyo caso me gustaría elegir o imaginar que “tengo un sueño”.

Si la vida te da mil razones para llorar, demuestra que tienes mil y una para soñar (Anónimo).

De ser así, podría abrir un abanico muy amplio de sueños que cualquiera desearía, no más hambres y guerras sin fin, no más injusticias, no más desigualdades; o de manera más particular, no más dolor en el horizonte o que si tienes que estar en el lado que nadie desearía, que aquel al menos sea más liviano. Pero no acabaría ahí, pues llevo semanas pensando en cómo mis muros que algunos piensan que son fuertes, no lo son. Siento que la más mínima presión, ya sea una nueva e inevitable decepción, u otra reiterada los puede hacer caer de nuevo. ¡Qué vulnerable me siento!, ya no es mi dolor físico es el sufrimiento emocional, que ni el soñar me permite ver el camino que imaginené.

Aunque escuche siempre las mismas palabras de ánimo, paciencia y «lucha», éstas no hacen más que someterme a una tensión que no necesito. Si bien, son necesarias y las recibo con cariño, en esta senda en la que me hallo solo voy al encuentro de una parada cercana, que me permita coger un aliento para #NoDesistir.

lorenzo quinn tensión (Escultura de Lorenzo Quinn)

Como escribiría Federico G. Lorca:

Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima.

Vuestras lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las plantas de los pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre. (Bodas de Sangre).

Como todos sabemos, son tantos los «deberías hacer», o tratar de pasar página, reinventarte, y que se dicen por quienes te aprecian (dejo al margen el tema de Caminando en los zapatos del dolor crónico) desde el lado más amable o cariñoso, sin entender que a lo mejor estoy pasando otro duelo, o simplemente necesito un descanso y más compresión, quizá más prolongado que otras veces y no tenerme que ver forzada a volver a disimular que no pasa nada, porque sí pasa y está siendo amargo. Las decepciones han vuelto y han socavado aún más las grietas de mi mente, dejándome en una profunda y no deseada desolación.

Lo peor es cuando te preguntas de dónde vas a sacar bastantes fuerzas la mañana siguiente para seguir haciendo lo que has hecho la víspera y desde hace ya tiempo, de dónde vas a sacar fuerzas para ese trajinar absurdo, para esos mil proyectos que nunca salen bien, esos intentos por salir de la necesidad agobiante, intentos siempre abortados, y todo ello para acabar convenciéndote una vez más de que el destino es invencible, de que hay que volver a caer al pie de la muralla, todas las noches, con la angustia del día siguiente, cada vez más precario, más sórdido. Louis-Ferdinand Céline, Viaje al fin de la noche.

Cuántas veces he mencionado la palabra “dolor” a lo largo de estas entradas, prefiero no contarlas pues ya está en el propio título. Y es que aquel es difícil de expresar, aunque quieras, puede resultar agotador relatarlo, sobre todo cuando vuelves a la consulta del especialista y éste ha cambiado y el nuevo quiere volver a conocer tu historia (algo que es innecesario cuando la tienen y solo la tienen que leer, si bien para muchos es más cómodo). Peor cuando te sientes como una pelota de pinball que pasa de uno a otro en una llamada “unidad de dolor interdisciplinar”, que puede con la mente más fuerte si al final solo sientes desamparo.

Tienes que poner distancia hacía esas actitudes, y pensar que tú eres el protagonista de tu dolor, y por muchas palabras que escuches o que aquí puedas leer, a veces, solo lo puede explicar quién lo sufre, e incluso puede resultar inexplicable. Ello no quiere o no debe implicar que seamos «incuidables».

manos en cara

Cuando el dolor es crónico y rebelde se escapa de lo cotidiano, porque el que yo tengo no puede ser el tuyo. Y si digo que hoy y mañana y durante una temporada solo voy a ver el gris en mi vida, quizás no lo entiendas porque no tenemos ni compartimos los mismos muros, o la torre que compartió aquel del que os hablo a continuación.

Y entre sueños, tantos los que tenemos despiertos como los que se producen en tu cerebro dormido la vida pasa y recuerdo a los clásicos que aprendí en la juventud, en concreto de una maravillosa profesora de literatura del instituto que le encantaba hacernos declamar textos clásicos (mi querida Dª Manolita Pita). De este modo, siempre estarán en mi memoria los versos de La vida es Sueño que publicó D. Pedro Calderón de la Barca en 1635. Se pueden aprender muchas cosas de este clásico, de la soledad de la torre en la que Segismundo fue confinado por su padre el Rey Basilio, que creyendo en los astros soñó que su hijo sería un príncipe cruel. Sobre todo nos da una lección importante sobre la necesidad de una educación, de una relación con los demás, pues no serán los astros sino las carencias de lo anterior lo que pueden crear un monstruo.

manos encadenadas de lorenzo quinn (Escultura de Lorenzo Quinn)

Me gustaría soñar que todo lo vivido hasta la fecha con este dolor que te atrapa entre sus dientes sin posibilidad de soltarte fue eso, un mal sueño, y que sueñe estando despierto con una vida donde el dolor físico y emocional no sea el protagonista de la obra. ¿Cómo sería esa vida en la estoy despierto, y al tiempo soñando? Una vida sin más renuncias, no ver de nuevo la torre en la que estoy encerrada con mis propios demonios, mis angustias pues como diría Segismundo… toda la dicha humana/ En fin pasa como un sueño (La vida es Sueño, Jornada III, Escena XIII).

Es verdad; pues reprimamos

esta fiera condición,

esta furia, esta ambición

por si alguna vez soñamos.

Y sí haremos, pues estamos

en mundo tan singular,

No tengo furia en estos momentos, simplemente estoy pasando como dije un duelo más y creo que la fase de ira, más o menos, la tengo asumida. Ahora me siento en la de una gran tristeza.

En una de las escenas más famosas de la citada obra de Calderón de la Barca, Segismundo, tras haberle dormido su criado Clotaldo y gozando de libertad por unos días, vuelve a su encierro porque se comportó con maldad, y en su torre dice:

…-y en el mundo, en conclusión,

todos sueñan lo que son,

aunque ninguno lo entiende.

Esa es la realidad, soñamos, pero no lo entendemos, es lo que tiene el mundo onírico o el de soñar despierto, aunque para Segismundo era diferente pues no podía discernir entre lo vivido y o soñado, si bien, Clotaldo el fiel criado que ha estado cuidando de él su cautiverio, le dice: Segismundo; que aun en sueños/no se pierde el hacer bien.

Así es, nunca se ha de perder hacer el bien y que es al despertar cuando tomamos conciencia de nuestra vida, de lo pasado y de lo que está sucediendo aquí y ahora en nuestro presente. El dolor estará presente pues solo en sueños podemos burlarle. El nuevo día me traerá esa angustia, esos conflictos internos, los sentimientos encontrados que os he ido relatando, porque cada muro o espacio en el que habitamos existen aquellos miedos que no nos gustaría tener, ahora buen no es fácil esquivarlos.

En esa vida de sueños me planteo. ¿Qué necesitaría? Me serviría una bocanada de aire renovado, un pequeño paréntesis o una tregua y que quienes me rodean me dieran ese respiro, sin una sobretensión innecesaria, que solo yo veo y siento. Una mayor compresión y humanización que no encuentro en algunos profesionales dedicados precisamente al tratamiento del dolor. Al igual que observo cómo se ha ido desvaneciendo la alegría, la salud y entró en mi vida un enemigo invisible, pero con fuertes cadenas, el dolor.

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Vayan los versos más bonitos de esta obra:

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

Pues eso los sueños, sueños son y la realidad es la que día a día nos toca de frente y tantas veces tengo que decir ahora no necesito más consejos de cómo debo manejar mi vida. Tan solo quiero expresar mis sentimientos de hartura, de fatiga de oír a quienes no son especialistas en el tema decirme lo que necesito, pues como dije mis muros no son fuertes, y puede que aun siendo buena la intención, como le ocurriera a Segismundo cuando se vio sin cadenas y en una vida que no reconocía, me deprima aún más.

Cuando quieras escuchar a quien te importa, piensa en los gestos, pues no importa una cosa concreta que digas o hagas en un momento, ni siquiera lo que digas, sino la intención que haya detrás. Tómate tu tiempo y dile a esa persona, te quiero, te escucho, te veo, te comprendo, puedo entender lo que necesitas.

Creo que nadie tiene un destino marcado o ¿quizá sí? Y en este sentido también me viene al recuerdo una de las pinturas negras de Francisco de Goya “Las Parcas”. Un cuadro que en tonos grisáceos, como los que antes he mencionado al recordar mis muros. El artista nos muestra a un hombre arrodillado con las manos atadas a la espalda, haciendo una revisión de las diosas del destino (las Parcas). Átropos que se sitúa a la derecha portando unas tijeras con las que puede cortar el hilo de la vida; Cloto en este caso a la izquierda, que con su rueca teje ese hilo y que Goya sustituye por un niño en representación de la vida, y finalmente Láquesis que a través de una lente observa la longitud de la hebra.

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(Las Parcas de Francisco de Goya, Museo del Prado)

Es tan solo una representación de la mitología, pero me llama la atención el simbolismo que utilizó Goya para representar el destino, que tan a menudo me gustaría que fuera un sueño, eso sí un sueño no como los de Segismundo, una ficción o una sombra, sino como el de M. L. King, de justicia e igualdad en el que todos los derechos humanos salieran reforzados, incluido el de aliviar el dolor.

Una sombra pasa por delante de mí. No eres tú pero te pareces; ¡Dios, si fuera posible ver en un instante la presencia de las almas amadas, para que nos digan qué son y dónde están! Alfred, Lord Tennyson.

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13 comentarios sobre “He tenido un sueño.

  1. Resignación es lo que nos piden. Si bien es cierto que si lo que hay no te ayuda a paliar tu dolor, dolor que te quisieron reducir, es un hecho que al final te has quedado cómo al principio, o peor, pues al dolor físico añadimos más dolor emocional. Si antes no querían que te resignarás, por qué la misma persona ahora te dice que sí, que lo lleves lo mejor posible, que te acostumbres, que te distraigas, etc. Sí me duele igual que antes, es normal que me sienta igual, o peor. El tiempo pasa y no se ven cambios, ni a quién buscar para que te ayude. Aún así parece que lo que vives no tiene importancia, es que no te vas a morir, cuando si tu vida corriera peligro sería una liberación, un saber que hay un fin que puede estar cerca, no un abismo que es lo que uno ve. Da vértigo pensar la de años que quedan de sufrimiento sin sentido. Sí disfrutas de buena salud, la enfermedad dolor crónico, da muy mala calidad de vida, pero matar, no mata.

    He tenido un sueño, lo vivido no es una pesadilla, es una cruda realidad, me duele tanto dolor.🍏❤️💋🍏

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    1. Esas palabras las acabo de escuchar hace pocos días de quien pensaba me iba ayudar, o me había dado falsas esperanzas que duelen aún más. Tenía pensado escribir de nuevo sobre la «decepción», pero no quiero repetirme y lo haré más adelante. Soñar es también invisible pero se puede hacer, y te pueden valorar o interpretar los sueños y por qué no el dolor. ¿Por qué es benigno no deja de ser dolor? Es igual, tan cruel como cualquier sufrimiento sin sentido. Ya estoy cansada de tanto caerme y volverme a levantar porque ya no me dan ni siquiera la mano, o me miran a los ojos, desde sus sillas de especialistas. No matará pero te hace estar muerto en vida, eso sí que es una realidad y la vivimos demasiadas personas, que no debemos ser importantes ni para estudios de investigación ni para las estadísticas. Un número más el que llevo prendido en mi piel desde el día en nací y otro el día en que perdí la salud y con ella parte de mi cordura. Sí, porque se va marchitando y no por falta de agua sino de esperanza y de comprensión. Quiero gritar muy alto BASTA YA, pero no puedo, nadie me va a oír, mi mente ya no quiere hacerme caso y el cuerpo va a su merced. He tenido un sueño, como Segismundo, pero solo era un sueño.
      Un abrazo virtual

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    2. Que razón, tienes!! Como no nos morimos….aunque a veces lo deseemos no porque no nos hayamos empeñado y luchemos, simplemente como dice Leonor dónde estan las fuerzas.
      Besos, princesa

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  2. Hola, Leonor! Me ha gustado mucho tu entrada por lo valiente que es, por lo que denuncia, porque me veo reflejada.
    Es curioso, yo a veces saco fuerzas, otras no.
    Y pienso como todas en la muerte, para descansar y si hay alguien q se escandaliza es q no ha sufrido de verdad.
    Aceptación nos piden y nos exigimos.
    Sigue escribiendo.
    Muchos besos

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  3. Me ha encantado la forma en la que lo has expuesto ,como tú muchas nos vemos reflejadas en ello.
    Gracias a Dios de vez en cuando soñamos,yo siempre digo que» a pesar de tanto dolor y sufrimiento mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones»
    Feliz noche,felices sueños cariño!

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  4. Frecuentemente me levanto contándome lo bien que estoy, el buen día que hace, sin embargo eso dura hasta que he caminado no mas de veinte pasos. De pronto aparece el temido compañero, el dolor, recordándome que no se ha ido, simplemente me ha permitido tener la ilusión de no estar.
    Después de todo lo que queda es la desilusión, la decepción y la pregunta ¿que podría hacer para estar mejor, para sentirme mejor?
    La respuesta es siempre la misma, vivir el momento, segundo a segundo, según venga.
    La lectura de tu blog me ayuda a seguir el día a día, a sentirme vivo, aun con dolor.

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    1. Gracias por éstas últimas palabras. Sueño con dolor y vivo con dolor, como siempre hay malos y menos malos. Aspirando a no recibir mas decepciones de quien debería estar a nuestro lado aliviando o mejorar nuestro dolor. Para mí escribir es una forma de distraer al dolor, pero resulta tan agotador. Comprensión e investigación deben ser nuestro objetivo. Habrá que alzar más la voz y la palabra.

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  5. Leonor, esos sentimientos que reflejas en tus palabras, es realmente lo que sentimos los que padecemos esta enfermedad que la medicina aún no ha encontrado, todavía, nada para dejar de sufrirla.
    Es cierto, que cada vez estoy más cansada emocionalmente, no ves fin, el disimular que un día casi no te duele para que los demás te vean «bien»,….. Todo eso es un esfuerzo tan grande que agota,… Pero bueno, hay que vivir con calidad de vida, o eso dicen, aunque para los demás el tener su trabajo, su familia, su día rutinario, su estrés….. Esos que dicen que no es vida, le cambiaría la mía, y ya valorarian lo que tienen. Mi sueño es ese, llevar una vida cotidiana sin el dolor, que es lo que tod@s deseamos.
    Muchas gracias por tu blog. Con tus palabras no me siento sola compartiendo los sentimientos de esta enfermedad.
    Un abrazo fuerte

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  6. Gracias Rocío
    Como bien dices, le cambiaríamos la vida a muchos que no entienden que no es vida, la vida continua con dolor, por mucho que digan que la integres en tu quehacer cotidiano y trates de hacer una vida normal, la mayor parte de los días dopada sin poder abrir los ojos o agotada de la crisis que te acaba de dar. Pero sigo encontrándome con un muro de incomprensión sobre todo en los que nos deberían de aliviar, la mayoría de especialistas en dolor. Un abrazo y gracias por tus palabras.

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